Mi nombre es María Selva .

Nací en Valencia un lluvioso Viernes Santo y mi abuela, que era muy perceptiva, vaticinó que tenía "gracia". Aunque desde siempre me apasionaron los temas esotéricos y suelo guiarme por mis propias intuiciones, no pensé en un principio dedicarme profesionalmente a actividades relacionadas con ese mundo. Cursé mis estudios de Magisterio en la especialidad de Ciencias, después me dediqué a la docencia y, más tarde, proseguí mi formación académica en la Facultad de Psicología. Así de clara tenía mi vida cuando, un día, mi abuela se sentó apaciblemente a mi lado y me dijo que quería despedirse de mí porque, según sentía, "la estaban llamando". Tras acariciarme la cabeza, y cogiendo mis manos, me habló de un montón de cosas y me dio a entender que mi plena felicidad vendría dada por la ayuda a los demás. Cuando al cabo de algunos días, efectivamente, falleció, un cúmulo de interrogantes inundó mi mente. Dejé los estudios de Psicología porque no encontraba en ella respuestas y pasé a intentar buscarlas en la Parapsicología. Después de trabajar en varios gabinetes, en 2003, ya por mi cuenta, abrí "La Casita de la Playa" como centro de ayuda y crecimiento personal y espiritual.